¡Hola! Lo sé, lo sé, han sido varios días sin subir. ¡LO SIENTO! Pero bueno, aquí os dejo el 45, a ver qué os parece. Intentaré subir mañana el siguiente. Por favor, las que leais la fic y aún no hayáis votado en la encuesta de si hago una segunda parte o no, hacedlo, es importante para mí saber lo que pensáis y eso. Gracias a las que dejáis comentarios aquí aunque pongan "anónimo" y no sepa quiénes sois, pero al menos sé que leeis la fic. Gracias también a las que me decís lo que os parece por twitter y gracias a las que leeis aunque no dejéis ningún comentario ni aquí ni en twitter. Jajajaja. Por último, mi otra fic para las que os apetezca pasar a leer : http://takemetoanotherworld-fic.blogspot.com.es/ ¡Os quiero!
Hope you like it!
(Louis)
El
rayo de sol que entraba por la ventana hizo que me despertara. La miré y ella
seguía dormida, tal y como caímos presas del sueño anoche. No quería
despertarla, pero si me movía o intentaba salir de allí, lo haría por que
estaba apoyada en mí, así que me quedé quieto, tan solo observándola. A los
pocos minutos empezó a removerse un poco y abrió los ojos.
-
Buenos días dormilona.-dije dándole un beso en la frente.
-
¿Llevas mucho despierto? –negué con la cabeza.-
-
Un rato solo. Pero no podía salir.-dije señalando su brazo.- Me tenías
atrapado.
-
Era por si te ibas por ahí y me dejabas sola.-dijo incorporándose para darme un
pequeño beso en los labios.
-
Que tonta eres.-reí.- Vamos a desayunar, anda.-dije levantándome.
-
¿Qué vamos a hacer hoy? –me preguntó mientras íbamos hasta la cocina.
-
¿Te parece si salimos a explorar por ahí? –dije riendo empezando a preparar el
desayuno y ella asintió.
Hicimos
el desayuno entre los dos y nos lo comimos tranquilamente, charlando. Después
ella fue a darse una ducha y mientras se vestía, entré yo a ducharme. Cuando
los dos estuvimos listos, salimos de casa. Había una ruta de senderismo que
empezaba al lado de la casa así que decidimos cogerla. Estuvimos toda la mañana
paseando por allí, la verdad es que era un paisaje precioso, con unas vistas
increíbles. A la hora de comer estábamos ya de vuelta, comimos y después nos
sentamos en el sofá. Ella, con las piernas cruzadas, como los indios sobre el
sofá, y yo tumbado, con la cabeza apoyada en sus piernas.
-
Estoy agotada del paseo de esta mañana.-dijo echando la cabeza hacia atrás.
-
Si no fueras tan vaga e hicieras un poco de deporte no estarías tan
cansada.-dije mirándola, riendo.
-
Ten novio para esto, para que te llame vaga.-dijo haciéndose la indignada y no
pude evitar soltar una carcajada.- Y encima te ríes de mí.
-
¿Te apetece que veamos una peli? –pregunté incorporándome y levantándome
después del sofá.
-
Eso, eso, tú cambia de tema.
-
Ahora vengo.-dije dándole un beso en los labios.- No sé si te gustará.-dije
volviendo al salón con un dvd en las manos.
-
¿Cuál es? –me miraba desde el sofá.
-
Ahora verás.-metí la película en el dvd, cogí el mando de la televisión, me
puse exactamente como antes y le di al “play”.
(Carol)
Le
dio al “play” y empezó a sonar la música de una canción. Había puesto “Grease”.
-
¿En serio? –le miré sonriendo.
-
No te gusta, ¿verdad? –negué con la cabeza.- bueno, podemos buscar una que
estén echando en la televisión.-hizo un intento de incorporarse pero hice que
volviera a tumbarse.
-
¿Dónde se cree que va usted, señorito Tomlinson? –dije riendo.
-
¿A quitar la película?
-
No la quites, es una de mis favoritas.-sonrió ampliamente y nos pusimos a ver
la película.
Se
sabía todas las canciones, al igual que yo así que pasamos una tarde muy
divertida. Cuando terminó la película, fuimos a la cocina a preparar la cena,
aunque antes de cenar, tuvimos que cambiarnos y darnos una ducha porque
habíamos terminado haciendo una pelea de comida y poniéndolo todo perdido.
Decidí ponerme ya directamente el pijama, y cuando salí de la habitación, Louis
ya tenía todo puesto en la mesa. Listo para cenar.
Después de cenar, recogimos
la mesa y tras insistir mucho por su parte, nos quedamos los dos fregando.
Bueno, yo lavando los platos y él secando. Cuando casi había terminado, metí la
mano para coger el último vaso de la pila y le salpiqué un poco de agua
aprovechando que estaba distraído.
-
Uy perdón, ha sido sin querer.-dije mirándole, poniendo cara de inocente,
intentando no reírme.
-
Si ya, sin querer. Lo has hecho a posta, ¡mira cómo me has puesto! –dijo
estirando su camiseta mirando la mancha de agua.
-
Quejica.-dije riendo.
-
¿Quejica? Ahora verás.-me quitó el vaso que estaba lavando para llenarlo de
agua.
-
No por favor.-dije retrocediendo.-
-
Si por favor.-dijo. Ahora el que reía era él, acercándose a mí con el vaso
lleno.
(Louis)
-
No lo hagas, Lou.-decía casi saliendo de la cocina, andando de espaldas, sin
quitar la vista del vaso de agua.
-
¿Y si lo hago? –La estaba poniendo nerviosa, y me encantaba.- Tienes que pagar
por llamarme quejica y haberme mojado.-decía mientras me acercaba a ella.
-
¿Y no se puede pagar de otra manera que no sea terminando empapada? –preguntó mientras
seguía andando, habíamos salido ya de la cocina y estábamos en el pasillo.
Negué con la cabeza.
-
No hay otra forma.-Y entonces, en un movimiento rápido entró en la habitación,
cerró la puerta y escuché que puso el pestillo.- Algún día tendrás que salir de
ahí.-dije elevando el tono de voz para que me escuchara en el otro lado.
-
Te cansarás de esperar.-contestó.
-
Te equivocas, aquí voy a estar con el vaso preparado para mi venganza.-reí
sentándome en el suelo, apoyando la espalda sobre la pared.
Pasaron
unos minutos, oía su risa al otro lado de la puerta. Sonreí al escucharla y
también por la idea que acababa de tener. Me levanté despacio, intentando hacer
el menor ruido posible y salí de la casa, con el vaso aún en la mano por supuesto.
Rodeé la casa y fui a la fachada a la que daba la habitación. Lo suponía, la
ventana seguía abierta. Me asomé con cuidado y la ví, con la oreja pegada a la
puerta, intentando averiguar si yo seguí al otro lado. Dejé el vaso en la
repisa de la ventana y como no estaba muy alto no me fue complicado entrar, lo
difícil era no hacer mucho ruido. Cuando estuve dentro, cogí de nuevo el vaso y
me fui acercando a ella sigilosamente.
-
¿Qué? ¿Ya te has cansado? –preguntó con la mano puesta en el picaporte. Había
quitado el cerrojo e iba a abrir la puerta.- ¿Lou? –dijo asomándose, yo ya
estaba detrás de ella.
-
Estoy aquí, pequeña.-dije y se giró inmediatamente. Miró el vaso y lo eché por
encima de su cabeza.
-
Juro que te mato, Louis William Tomlinson.-dijo cerrando los ojos mientras las
gotas de agua caían por su nariz. Me empujó levemente riendo.
-
Pero en el fondo me quieres.-dije riendo también rodeando su cintura con mis
brazos.
-
¿Me quieres explicar con qué voy a dormir yo ahora? No tengo otro pijama, don
graciosillo.-dijo mirándome y me encogí de hombros.
-
Ese no es mi problema.-sonreí mirándola.
-
Si que lo es.
-
No lo es.
-
Sí.
-
No.- Y antes de que volviera a replicar, mis labios estaban haciendo una suave
presión sobre los suyos.
(Carol)
Como
por inercia, en cuanto sus labios se juntaron con los míos, una de mis manos se
colocó en su nuca. Noté cómo sus manos, ahora en mi espalda, hacían que mi
cuerpo se pegara al suyo, no cabía ni una pizca de aire entre los dos. Sin
separar nuestros labios hizo que caminara hacia la cama y terminé cayendo sobre
ella, y él, sobre mí. Reímos y esta vez fui yo la que volví a hacer que me
besara. Un beso más apasionado mientras sentía que sus manos se habían colado
bajo mi camiseta mojada e intentaban deshacerse de ella y que no pararon hasta
conseguirlo. La vi volar hacia alguna parte de la habitación y posé la mirada
en sus ojos grises. Me miraba sonriendo, con esa sonrisa que desde el primer
día me dejaba petrificada y sin aliento.
-
¿Estás segura, pequeña? –preguntó en un susurro cuando mis manos intentaron
quitarle su camiseta.- No me importa esperarte, y lo sabes.
-
Lou, quiero que sea contigo. Aquí y ahora.-dejó que quitara su camiseta para
después besarnos de nuevo.
Mientras
nos besábamos, llevó la mano hasta el pantalón de mi pijama para quitármelo con
delicadeza. Lo único que impedía que fuéramos solo uno, era la ropa interior.
Estaba nerviosa y él lo notaba. Se separó levemente para mirarme, acarició mi
mejilla sonriendo y le contesté de la misma manera. “Tranquila pequeña” susurró
mientras empezaba a darme algunos besos por el cuello. Cerré los ojos,
disfrutando de aquello mientras hacía desaparecer la poca ropa que teníamos
puesta. “Te quiero” susurró en mi oído antes de hacerme suya por primera vez.
Desperté
antes que él y salí con cuidado de la cama, no quería despertarle hasta que no
tuviera el desayuno preparado. Encontré con cierta facilidad mi ropa interior,
pero no encontraba las dos piezas que hacían mi pijama, ¿dónde las habría
tirado anoche este chico? Y sonreí ante el recuerdo de lo que había pasado la
noche anterior. Vi su camiseta en el suelo, la cogí y me la puse saliendo de la
habitación. Me puse a preparar el desayuno en la cocina mientras tarareaba una
canción. Al rato, sentí unos brazos rodeando mi cintura desde atrás.
-
Hm, ¡qué bien huele! -dijo después de darme un beso en el hombro.-
-
Buenos días.-dije girándome para besarle en los labios.-
-
¿Estás bien? –preguntó sin dejar de abrazarme. Asentí con la cabeza.
-
Mejor que nunca.-ambos sonreímos.- Esto ya está.-dije terminando de sacar las
tostadas del tostador.
Por
la tarde, hicimos la maleta. Era hora de volver a casa después de haber tenido
el mejor fin de semana de toda mi vida.
Cuando
llegué a casa, después de dejar la maleta y cenar algo, subí a mi habitación, encendí
el ordenador y todas mis chicas estaban conectadas, en cuanto me vieron, me
metieron en la conversación.
-
¿Ya has vuelto de tu fin de semana romántico? –preguntó Alice.
-
¿Lo sabíais todas o qué? –dije.
-
Sí, Harry no puede estar callado.-contestó Ash.
-
Tienes que contarnos todo eh.-escribió Rose.
-
Creo que vosotras también tenéis cosas que contarme.-puse.
-
Necesitamos una noche de chicas.-dijo Emma.
-
Y muy urgente.-contesté.
-
Aunque tengamos clase…¿os parece mañana? –propuso Alice.
Y
entre todas acordamos vernos mañana a la hora de cenar en mi casa para esa “urgente
noche de chicas”.