Besitos*
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Cerré la puerta con una gran sonrisa, pensando en lo que acababa de ocurrir. ¿Había pasado en serio? ¿O todo era una imaginación mía? Miré la libreta que aún la tenía en la mano. Había pasado de verdad. Sonreí de nuevo y subí a dejar la libreta en mi habitación. Después bajé de nuevo al salón para terminar con la limpieza. Cuando terminé, era ya la hora de comer, así que fui a prepárame algo. No tenía ganas de cocinar mucho, así que decidí hacerme una ensalada. Recogí y me puse a ver la tele un rato tumbada en el sofá. Nada más sentarme:
“Push, push,
pushin’ me away…”
Oí una de
mis canciones favoritas, sí, los Jonas Brothers, me encantan. Me levanté a por
el móvil, estaba encima de la mesa, era Emma.
- ¡Hola fea!
–Siempre la llamaba así de cariño.
- ¡Hola! Oye,
¿esta tarde tienes algo que hacer? –me preguntó e inmediatamente me acordé que
Louis vendría a buscarme. ¿Qué hago? Si le digo que saldré con Louis Tomlinson
empezará a chillar como una loca. Mejor no.
- Pues sí,
voy a salir a dar una vuelta. ¿Por?
- Ah vale,
entonces nada. Era solamente por si estabas tan aburrida como yo. –Reí ante su
comentario.
- Sorry,
baby. ¡A ver si mañana nos vemos!
- ¡Claro!
Hablo con las chicas y vamos a comer.
- Perfecto,
hasta mañana entonces.
- Hasta
mañana. –Y colgué.
Miré el
reloj, eran ya las 17:00 así que debería empezar a arreglarme. Subí a mi
habitación, puse el ipod con los altavoces. Play. Sonaba “Moves Like Jagger”,
de Maroon 5. Mientras cantaba la canción, me coloqué frente al armario, lo abrí
y me quedé mirando a ver que escogía. No me llevó mucho tiempo la verdad, saqué
unos vaqueros pitillo oscuros y una camiseta de un amarillo claro con unas
letras. Después de ducharme, enrollé una toalla en mi pelo, como si fuera un
turbante y me vestí. Me sequé el pelo y aunque lo tenía liso, me pasé la
plancha. Me gustaba cómo quedaba así, además que era más fácil con la plancha
conseguir que el flequillo me quedara recto. No me maquillé demasiado, tan solo
la raya negra inferior en los ojos, un poco de colorete y el rímel. Me puse mis
converse bajas amarillas como la camiseta. Adoraba las converse. Mis amigas
estaban asustadas, decían que tengo obsesión con las “all-star”. Cogí un bolso
pequeño, lo justo para que entrara la blackberry y el monedero. Cuando estaba
terminando de cerrar el bolso, llamaron a la puerta. Me colgué el bolso de un
lado, cogí las gafas de sol, me miré en el espejo por última vez y bajé deprisa
las escaleras.
(Louis)
Estaba en
casa, tirado en el sofá. Harry había salido, así que estaba solo, algo
aburrido. Miré el reloj: las 17:15. Subí a darme una ducha y a vestirme para
salir. No iba demasiado arreglado, tan solo unos vaqueros, una camiseta blanca
con finas rayas rojas y las zapatillas rojas, a juego con la camiseta. Peiné mi
pelo y me eché un poco de colonia. Cogí el móvil y la cartera la guardé en el
bolsillo trasero del pantalón. Cogí las llaves del coche de la estantería y
salí de casa. Me monté en el coche y arranqué, recordaba a la perfección el
camino hacia su casa, entre otras cosas porque lo había echo esta misma mañana.
Aparqué frente la puerta de su casa, miré el reloj, aún faltaban cinco minutos
para las seis. Esperé un momento dentro del coche y después bajé a llamarla. No
oía música como esta mañana. Llamé al timbre y pude escuchar cómo bajaba rápido
por las escaleras. Sonreí cuando abrió la puerta.
- ¡Hola de nuevo! –Me dijo sonriente.
- ¡Hola! –Contesté.-
¿Nos vamos?
- Claro. –Salió
de la casa cerrando la puerta tras ella y andamos hacia mi coche. -¿Dónde vamos
a ir?
- ¿A tomar
un helado te parece bien? –Dije abriendo la puerta del copiloto para que
entrara.
-
Graaaacias. –Dijo haciendo un gesto con la cabeza y sentándose. – Suena muy
bien eso.
Subí también
al coche y nos fuimos. Puse la radio. En ese momento sonaba “Stereo Hearts” y
de repente, ambos empezamos a cantarla a la vez.
“My heart’s stereo, it beats for you so listen close, hear my thoughts
in every note, oh, oh, make me your radio and turn me up when you feel low,
this melody was meant for you, just sing along to my stereo…”
Nos miramos
y reímos.
- No se te
da mal, eh. –Le dije mirando al frente de nuevo.
-Se encogió
de hombros.- Soy una aficionada. –Rió. La miré de reojo y ella iba entretenida
mirando por la ventanilla, moviendo la cabeza al ritmo de la música que había
en la radio.
- Bueno,
pues, ya hemos llegado señorita. –
Aparqué y nos bajamos del coche. Entramos en
una heladería donde la verdad es que no había mucha gente. Nos sentamos en una
mesa al fondo y el camarero vino en seguida a atendernos. Ella pidió una
tarrina grande de chocolate, aunque dudaba que pudiera comérsela entera, los
helados que ponían allí eran realmente grandes. Yo pedí otro del mismo tamaño
pero de vainilla. La miré después de pedir los helados al camarero, y ella me
sonreía, era algo extraño, era la segunda vez que nos encontrábamos y ni
siquiera había gritado o me había pedido una foto o un autógrafo, pero eso me
gustaba, me gustaba mucho.
- ¿Qué tal
se te dio la limpieza esta mañana? –Bromeé.
- Muy bien,
además con música siempre es más “divertido” digamos. – Hacía las comillas con
los dedos, algo exagerado y me hizo reír. Trajeron los helados.
- ¿Crees que
podrás con todo eso tu sola? –dije mirándola.
- Hm…sí,
creo que sí. –Sonrió cogiendo una cucharada.- ¿Quieres? –me ofreció pero cuando
fui a coger la cuchara, ella la apartó con un movimiento rápido y se la metió
en la boca.
- Eres una
mala persona. –Dije serio mientras ella no paraba de reír.
- Pero si
soy como un angelito.
- Ya, ya,
eso dicen todas…-Comí un poco de mi helado.
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