(Louis)
Terminó aquella “fiesta” que habíamos montado
en casa, así que todos empezaron a irse a sus casas. Cerré la puerta al
terminar de despedirme de Harry y Ash que habían salido los últimos. Llegué al
salón y me encontré con Carol recogiéndolo todo.
- Qué pesados son, no hay quien los
eche ni con agua caliente.-comenté poniéndome a su lado, ayudándola. Rió.
- Les gusta la fiesta.-sonrió
encogiéndose de hombros. Fue hasta la cocina a dejar un par de vasos, la seguí.
- Anda, deja eso, ya lo recogeremos
mañana.-rodeé su cintura con mis brazos desde atrás.
- Mañana trabajo por la mañana.
- Ya lo recogeré yo.-besé su mejilla
bajando por su mandíbula para llegar finalmente hasta su cuello.- Vamos a
dormir.
- ¿Dormir? Tú no quieres dormir
todavía, Tommo.-dijo riendo, mirándome de reojo.-
- Eh, ¿qué te hace pensar eso? –me miró
con la ceja levantada.
- Por mi perfecto.-levantó las manos y
besó mi mejilla.- ¡Me pido el lado derecho de la cama! –gritó y salió corriendo
de la cocina.
- ¡Ese es mi lado! –contesté de la
misma manera, subiendo deprisa las escaleras. Cuando llegué me la encontré
tumbada en la cama, riendo sola.- Estás como una cabra, ahora hasta te ríes
sola y sin razón.
- Oye, a mi no me llames eso.-dijo
tirándome uno de los cojines que había. Con suerte pude esquivarlo.
- Eso no ha sido buena idea,
pequeña.-dije mientras me iba acercando a ella poco a poco. Intentó escapar
pero antes de que lo consiguiera ya estaba sobre ella impidiéndoselo.-
- ¿Por qué no? –preguntó poniendo cara
de inocente, igual que una niña pequeña.
- Por que…ahora tendrás que soportar la
venganza de cosquillas del Tommo Tomlinson.
- No por favor, cualquier cosa menos
eso.-dijo riendo.
- Vamos, si son unas cosquillitas de
nada.-dije bromeando, acercando los dedos a sus costillas.
- ¡No! –gritó entre risas.
- ¡Pero si ni siquiera te he tocado!
Eres una exagerada.-reí también apoyando las manos a la altura de su cara y
ella se incorporó para besarme.- ¿Intentas arreglar lo del cojín con un beso?
- Algo así, ¿hace efecto?
- Hm…aún no. Prueba de nuevo.
- Si ya sabía yo que tú no querías
dormir.-susurró antes de besarnos de nuevo.
(…)
- Lou, Lou.-la escuché llamarme.
Gruñí.- Louis tengo que irme a trabajar, suéltame.-abrí un ojo para encontrarme
con su cara, sonreí.-
- ¿No puedes quedarte aquí conmigo?
–dije haciendo pucheros. Negó con la cabeza.-
- No puedo, venga, déjame salir.-dijo
pero aferré más mi brazo alrededor de su cintura, pegándola a mí.
- Llama y di que estás enferma o algo.-
- No soy una mentirosa.-dijo riendo,
dándome un toque con su dedo en la nariz.- Venga, además, ¿tú no tenías una
entrevista?
- Es por la tarde.
- Pues yo tengo que irme ya o llegaré
tarde.-besó mis labios y se levantó de la cama, deshaciéndose de mi abrazo pero
tiré de su brazo, haciéndola caer de nuevo.- ¡Louis! –me regañó intentando no
reír.
- Dame otro y prometo dejar que te
vayas.
(Emma)
Había ido a visitar a mis padres, desde
que me había ido a vivir con Zayn, hacía tres semanas ya, había cogido la
costumbre de ir a comer con ellos los viernes, al salir de clase y pasar con
ellos la tarde. Al salir de allí, para no variar, había un montón de
periodistas atosigándome con sus preguntas. Me siguieron, como no, hasta
nuestra casa aunque afortunadamente logré entrar sin tener que responder a
ninguna de las preguntas que gritaban. En cuanto entré, la pequeña Anya se
acercó hasta mí para que la acariciara.
- Hola enana.-la saludé y entré al
salón.
- ¿Qué tal hoy, morena? –me preguntó
desde el sofá. Me tiré prácticamente sobre el sofá y resoplé.- Eh, ¿y esa cara?
¿qué te pasa?
- Nada.-contesté mirando al suelo.
- Dímelo.-se puso frente a mí y con su
mano hizo que le mirara.
- Que no es nada, Zayn, de
verdad.-respondí.
- Otra vez los periodistas, ¿verdad?
–resopló.- Odio que tengas que pasar por esto, morena.-me abrazó poniéndose de
nuevo a mi lado y apoyé mi cara sobre su hombro.
- No te preocupes, estoy bien.-dije
rozando su cuello con mi nariz.- Me acostumbraré.
- No tienes por qué hacerlo.-dijo e
inmediatamente le miré.
- ¿De qué hablas?
- Que no tienes por qué acostumbrarte,
entendería que quisieras volver a tu vida normal.
- No quiero volver a esa vida, Zayn.
Estaba bien tener privacidad pero ¿de qué me serviría si no te tengo a ti?
- Yo solo…
- Tú nada.-sonreí mirándole.- Te amo y
si tengo que aguantar que me persigan hasta cuando voy al baño, lo aguantaré.
- Eres perfecta.-sonrió conmigo,
juntando su frente con la mía.-
(Ashley)
No nos apetecía salir a ningún lado en
especial, así que Harry me invitó a su casa, a pasar la tarde juntos. Estábamos
tumbados en el sofá, con mi cabeza apoyada sobre sus piernas, viendo una
película cuando me di cuenta de la hora que era.
- Hazza, tengo que irme.- dije
incorporándome.
- ¿Tan pronto? –preguntó.- Podías
quedarte a cenar…
- Mañana tengo clase, además dije en
casa que volvería a la hora de cenar.-me levanté del sofá, andando hasta la
puerta.- ¿Nos vemos mañana por la tarde? –pregunté rodeando su cuello con mis
brazos.
- Tengo sesión de fotos con los chicos,
no creo que pueda.-hice una mueca.- Pero te llamaré en cuanto salga.
- No importa.-me acerqué para besarle.-
- ¿Sabes? –empezó a hablar mientras
jugaba con un mechón de mi pelo.- Me gustaría que te vinieras a vivir aquí, así
no habría problemas, nos veríamos todos los días.-mostró una pequeña sonrisa.
- Creo que sería algo precipitado, ¿no?
–dije mirándole.
- ¿Por qué? Mira el resto, nosotros
podríamos hacer lo mismo.-se encogió de hombros. Me quedé callada unos
segundos.- Vale, ya me queda claro cual es tu respuesta.-dijo seco.
- Hazz-me interrumpió.
- Será mejor que te vayas, vas a llegar
tarde a cenar.-dijo en el mismo tono y bastante serio. Cogí mi bolso de la
entrada y salí de allí, cerrando con un portazo.
(Harry)
No debería haberla hablado así, se
había marchado enfadada y odiaba estar así con ella pero había sido inevitable.
Me moría porque viniera a vivir conmigo, todos los demás vivían con las chicas
y eran muy felices. Yo también quería lo mismo. No tener que estar pendiente de
si cuadran mis horarios de entrevistas con sus clases, simplemente poder vernos
al despertar, desayunar juntos y a la hora de la cena, vernos de nuevo,
contarnos cómo nos ha ido el día y ver algo en la televisión antes de irnos a
dormir. ¿Era mucho pedir? Al parecer para ella sí.
Terminamos tarde de la sesión de fotos
por lo que no la llamé. Ella tampoco había intentado contactar conmigo. Ambos
estábamos enfadados y ninguno daba su brazo a torcer, y así pasamos un par de
días, sin saber nada del otro. No aguanté mucho más y decidí dejar el orgullo a
un lado. Cogí el móvil para escribirle un whatsapp.
“No debí haberte hablado de aquella
forma el otro día. Lo siento, Ash. ¿Te apetece que vaya mañana por la mañana a
por ti y nos escapamos como aquella vez? Te quiero xx.”
Me quedé tumbado en la cama y los pocos
segundos, recibí una respuesta.
“Yo también lo siento, Hazza. No sabes
cuánto, te espero en la puerta de mi casa
a las 8. Te quiero xx”
Al día siguiente, me levanté temprano
para ir a buscarla. Desayuné rápidamente y después de darme una ducha y
vestirme, cogí las llaves del coche para salir pero al abrir la puerta me
encontré con una sorpresa que no esperaba.
- ¿No se suponía que iba yo a buscarte?
–la pregunté.- ¿Y eso? –dije señalando con un dedo la maleta que tenía a su
lado.
- ¿Aún sigue en pie la oferta de venir
a vivir contigo?
(Alice)
Era principios de julio, había salido
para hacer la matrícula para el próximo curso de universidad. Al final, a pesar
del nacimiento de los bebés y demás, había conseguido sacar tiempo para
estudiar, gracias a Nialler, y presentarme a la segunda convocatoria de
exámenes que eran a principios de junio y por suerte, había aprobado todo.
Llamé al timbre, se suponía que Niall estaba en casa con los pequeños pero
nadie salía a abrirme la puerta, así que saqué las llaves del bolso.
- He vuelto.-dije dejando las llaves en
el cenicero de la entrada. Dejé el bolso y fui hasta el salón pero no había
nadie.- ¿Niall? –pregunté subiendo el tono de voz pero tampoco obtuve
respuesta.
Decidí ir a la habitación de Ethan y
Victoria. Nada. Me quedaba un último sitio donde mirar: nuestra habitación y
¡bingo! Allí estaban los tres: Niall en el centro de la cama, dormido con los
dos, uno a cada lado, dormidos también mientras él los abrazaba. Me quedé
mirándolos, sonriendo como una tonta. Me sentía muy feliz, había formado mi
propia familia con el chico de mis sueños. ¿Podía haber algo mejor? No me pude
resistir a hacerles una foto con el móvil y compartirla en el grupo de whatsapp
en el que estábamos todos y al que las chicas no tardaron en contestar diciendo
lo monos que estaban los tres.
(Carol)
- ¿Qué tal estoy? –dije girando para
que me viera bien.
- Preciosa una vez más.-besó mis
labios.- Ten cuidado, a ver si alguien te va
a raptar.
- No seas exagerado, Lou.-reí.- No
volveré tarde.
- Pásalo bien.-sonrió.- Hasta luego,
pequeña.-nos besamos una vez más y salí de casa.
Me monté en el coche. Sí, las últimas
navidades Louis me había regalado un Mini Cooper. Puse la radio y conduje hasta
el restaurante donde había quedado con Denise y Matt, hoy hacía un año que
había entrado a trabajar en la tienda de música, aunque claro, ahora con las
clases, solo iba por las tardes, y querían que cenáramos los tres juntos, era
una especie de celebración. Aparqué un par de calles detrás del restaurante y
tras andar unos cinco minutos, llegué. Entré y busqué con la mirada a mi jefa y
a mi compañero pero solo vi a este último que me saludó con la mano. Me acerqué
a la mesa y me extrañó que solo hubiera cubiertos para dos.
- ¿Y Denise? –pregunté sentándome
frente a él.
- Se ha puesto mala, me acaba de llamar
hace unos minutos.
- Vaya.-me lamenté. La verdad es que no
me hacía mucha gracia estar con él a solas y más sabiendo que los periodistas
están por todas partes y ellos son expertos en malinterpretar todo. Pero bueno,
al final terminamos cenando tranquilamente mientras charlábamos.- Creo que es
hora de que me vaya.-dije mirando el reloj, eran ya casi las doce y no me hacía
mucha gracia volver sola a esas horas.
- Si es temprano, vamos, tómate una
copa conmigo y nos vamos.-dijo.
- Gracias pero no, Matt. Además Louis
debe estar esperándome.-me levanté y cogí el bolso para sacar el monedero y
pagar. Él puso su mano sobre la mía y dejo todo el dinero sobre la mesa.
- Invito yo.-intenté quejarme pero no
sirvió de nada. Salimos de allí después de pagar.- ¿Dónde tienes el coche?
- En aquella calle.-señalé con el dedo.
- Te acompaño entonces, el mío está también
por allí.-se ofreció y empezamos a caminar. Llegamos a la calle donde estaba el
coche, algo oscura y que no me daba muy buena espina y en seguida divisé mi
coche.
- Ya te puedes ir, eh. He llegado sana
y salva al coche.-bromeé.
- No puedo irme todavía.-contestó.
- ¿Qué? –reí levemente.- ¿Por qué no?
Soy mayorcita, sé cuidarme.
- Tengo algo que hacer.-dijo
prácticamente en un susurro y, pillándome completamente desprevenida, cogió con
fuerza mi cara con sus manos y me besó. Inmediatamente, intenté escapar,
despegar sus labios de los míos pero era prácticamente imposible, tenía más
fuerza que yo. Y para colmo, miles de flashes empezaron a iluminar la calle.
Volví a hacer un intento de apartarle de mí pero seguía presionando sus labios
contra los míos hasta que escuché que alguien decía “Es suficiente, chaval, ya
tenemos las fotos” y entonces me soltó.
Un momento, un momento. ¿Cómo que ya
tenemos las fotos? ¡Estaba todo planeado! La rabia se apoderó rápidamente de mí
y sin pensarlo dos veces, dejé la huella de mi mano marcada en la mejilla
derecha de Matt. ¿Cómo había sido capaz de hacer aquello? Y después de gritarle
un par de cosas y quedarme con las ganas de darle otra bofetada para que
llevara las dos mejillas conjuntadas, me metí en el coche y arranqué. Tenía que
llegar a casa lo más pronto posible y contarle a Louis todo lo que había pasado
antes de que las fotos estuvieran por todas partes. Estaba parada en un
semáforo cuando sonó mi móvil. Lo cogí para poner el manos libres, era Harry.
- Rubia, dime que estás en casa con
Lou.-dijo.
- No, es más, hay algo que.-me interrumpió
mientras arrancaba de nuevo.
- Entonces son verdad las fotos que
acabo de ver, ¿no?
- ¿Qué? ¿Ya las has visto? –Resoplé. Me
estaba poniendo nerviosa.- Harry, escúchame, no es lo que parece, me ha tendido
una trampa, íbamos a cenar él, mi jefa y yo, ella no ha podido venir y cuando
me ha acompañado al coche me ha besado a la fuerza, lo tenía todo preparado,
uno de los paparazzis le ha dicho algo como que ya tenía lo que quería, por
favor, Harry, tienes que creerme.
- Tranquilízate, ¿vale? Tienes que
llegar a casa rápidamente, yo voy a llamar a Louis para explicarle lo que ha
pasado antes de que vea nada, ¿de acuerdo?
- De acuerdo.-contesté.- Gracias,
Rizos.
- No me las des, Rubia pero reza para
que Louis no haya visto nada, ya sabes como es. Conduce con cuidado, te llamo
más tarde.
- Un beso, Hazza.-y colgó. Me quedaban
un par de minutos para llegar a nuestra casa.
Aparqué el coche frente a la
puerta y me bajé. Cerré los ojos antes de meter la llave en la cerradura, recé
porque no hubiera visto nada y porque si lo había hecho, me creyera y no
pensara que de verdad le había engañado con Matt.
¡Hola chicas! Estoy aquí antes de lo previsto...Sé que vais a querer matarme, lo presiento pero bueno, así están las cosas, ¿qué creeis que pasará? ¿Habrá visto nuestro Boo Bear las fotos? Y si las ha visto... ¿creerá lo que Carol tiene que decirle o no? Saldréis de dudas en el próximo capítulo...Espero que a pesar de la última parte, os haya gustado el capítulo. Nada más, me despido hasta el siguiente y como siempre, muchísimas gracias por todo. Os quiero.
Sarai.