miércoles, 17 de octubre de 2012

Capítulo 19.



(Harry)

Estaba un poco cansado de probarme trajes en todas las tiendas del centro comercial, no nos poníamos de acuerdo, el que la gustaba a ella no me convencía a mi y al revés.

- Venga, pruébate este, el último lo prometo.-decía Carol riendo mientras me empujaba al probador con otro pantalón, una camisa y una americana.- Seguro que este es el adecuado.
- Llevas diciendo eso de los últimos cinco.-protesté cerrando la cortinilla del probador.
- No te quejes tanto y date prisa, anda.-dijo ella desde fuera.
- ¿Y bien? –dije saliendo con un pantalón negro, una camisa blanca y la americana negra también. Me indicó con el dedo que girara sobre mí y lo hice.
- Este es, Hazza, estás guapísimo.-dijo sonriendo.
- ¿Tú crees? –pregunté mientras me miraba en el espejo. La verdad es que este era el mejor de todos los que me había probado.
- Palabra de Rubia.-dijo riendo.
- Entonces creo que me lo llevaré.-dije entrando de nuevo al probador para cambiarme.
- Creí que no terminaríamos nunca.-dijo mientras pagaba.
- Y no hemos terminado.-me miró extrañada.- Vamos a buscarte un bonito vestido que deje esta noche a mi querido Boo Bear con la boca abierta.
- De eso nada, tengo mucha ropa en casa.-empezó a decir pero no la dejé terminar.
- Cierra la boca y camina.-miré el reloj.- tenemos exactamente una hora para encontrarlo.

Resopló y fuimos a una de las tiendas de ropa para chicas que había por allí. Empezamos a mirar ropa cada uno por un lado para tardar menos tiempo, quedamos en vernos en frente de los probadores, a los quince minutos, llegamos, yo con cuatro vestidos, ella con ninguno.

- Esta actitud no me gusta, señorita.-dije riendo.
- Ya te he dicho que no necesito nada, además solo es una cena.-replicó.
- No, no, no. Es LA cena.-hice hincapié en esa palabra.- Y tú tienes que estar más preciosa que de costumbre así que, venga, para adentro.-dije dándola los vestidos y a regañadientes se metió en el probador. Al rato salió con un vestido blanco por la rodilla, de tirantes y entubado.- No me gusta.-dije.- Siguiente.-ella rió haciéndome caso El siguiente era azul cielo, con un poco de vuelo.-
- ¿Qué tal este? –preguntó mirándose.
- No sé, es demasiado…¿cómo decirlo? –me quedé pensando en la palabra que buscaba.
- Parece que aún voy al colegio.-dijo y reímos.
- Te doy la razón, siguiente por favor.-volvió dentro y salió con un vestido rojo, bastante corto y con escote.- Ese es demasiado atrevido.
- Pues a mí me gusta, Harold.-se miraba en el espejo.
- De ninguna manera.-negué con la cabeza.- Queremos que le dejes con la boca abierta no que tenga que estar pendiente de que los demás tíos del restaurante no te miren demasiado.
- Ag, está bien, este tampoco.-entró al probador de nuevo y salió con el último, un vestido verde con la espalda al aire y algunos volantes por delante.- ¿Cómo lo ves?
- No me gusta el color.-inmediatamente recibí un golpe por su parte en el brazo.- Auch.
- ¿Por qué demonios lo has cogido si no te gustaba el color, eh? –dijo poniendo los brazos en jarra, me encogí de hombros riendo.
- Para darte tanta lata como tú a mí con los trajes.
- Eres un.-no la dejé terminar.
- Chico estupendo, y me adoras, sí, lo sé.-
- Creído.
- Tonta.-y los dos reímos.
- ¿Y ahora qué? Este era el último.-dijo.
- Hm, espera aquí, voy a mirar de nuevo.-dije y asintió con la cabeza. Al ratito volví con otro vestido en la mano.- Pruébatelo.

Se quedó con ese vestido y salimos del centro comercial, ya habíamos cumplido nuestra misión y la llevé hasta su casa.

- Gracias por acompañarme, Rubia.-dije.
- No ha sido nada, lo he pasado bien y todo.-dijo riendo.- Nos vemos mañana.-me dio un beso en la mejilla y salió del coche. Bajé la ventanilla.
- Y recuerda: haz que no quiera que esta noche acabe.-dije guiñándola un ojo.
- ¡Harry! –gritó ella, regañándome.
- Suerte, Rubia.-dije antes de arrancar y ponerme camino de mi casa.

(Carol)

Entré en casa y Rober estaba tirado en el sofá, viendo la tele, iba justa de tiempo por lo que le saludé rápidamente y subí directamente a mi habitación, dejé la bolsa con el vestido y me metí en la ducha. Después me puse a secarme el pelo, lo dejé completamente liso y arreglé mi flequillo, me maquillé un poco y me vestí. Cogí un pequeño bolso del armario para llevar lo esencial: el móvil y la cartera aunque supuse que no me dejaría pagar la cena de esta noche, ni siquiera a medias. Miré el reloj, faltaban quince minutos para las nueve, me puse los zapatos de tacón negros que hacían juego con el vestido y saqué del armario un abrigo negro también, lo cogí todo y bajé al salón, a esperar que Louis viniera a por mí.

- Vaya, ¿dónde vas tú tan guapa hoy, enana? –
- A cenar.-contesté.- Con.-hice una pausa.- Louis.-sonreí.
- Oh que bonito.-dijo.
- No seas idiota, es una simple cena de amigos.-dije rápidamente. Para mí no era una simple cena, eso estaba más que claro.
- Apuesto a que esta noche no terminaréis como amigos precisamente.-dijo alzando las cejas.
- Cállate.-dije.- ¿Y tú qué? ¿No sales hoy?
- En un rato me voy con lo chicos de mi clase, hay fiesta en casa de uno.-contestó.
- Uh, que peligro.-dije riendo y en ese momento sonó el timbre. Fui a abrir y me encontré una vez más con su impecable sonrisa.-
- Estás preciosa, pequeña.-dijo. “Pequeña”. No, Lou, “pequeña” no, que me enamoro más. No me había vuelto a llamar así desde que lo dejamos y que lo dijera de nuevo me traía un montón de recuerdos.
- Tú también estás muy guapo, Lou.-Algo totalmente cierto. Un pantalón azul marino, camisa y zapatillas blancas y americana a juego con los pantalones.
- Gracias.-rió.- ¿Nos vamos? –asentí, cogí las llaves de la entrada para guardarlas en el bolso y me puse el abrigo.
- Pasadlo bien pareja.-gritó mi primo desde el salón y salimos de allí.

(Louis)

Decidí ir a buscarla andando en vez de en coche, aunque refrescaba un poco al estar ya en octubre no hacía mucho frío y en una media hora más o menos estaba frente a la puerta de su casa. Llamé al timbre y en seguida me abrió la puerta. Estaba preciosa, llevaba un vestido negro sin mangas que la llegaba por las rodillas, con un poco de vuelo en la falda y un lazo rosa en la cintura, el pelo liso, sin demasiado maquillaje, como normalmente, una raya negra fina que hacía resaltar sus ojos verdes y los labios rosas.

- Estás preciosa, pequeña.-No sabía si había hecho bien en volver a llamarla así, pero me había salido solo.
- Tú también estás muy guapo, Lou.-
- Gracias.-reí.- ¿Nos vamos? –pregunté a lo que me respondió asintiendo con la cabeza, cogió las llaves, las guardó en su bolso y se puso el abrigo.
- Pasadlo bien, pareja.-escuché la voz de su primo y salimos de casa.
- No he traído el coche.-dije en la calle.
- No importa, sabes que me gusta caminar.-sonrió y empezamos  a andar camino del restaurante que había elegido para aquella ocasión.

El tiempo pasaba demasiado deprisa cuando estaba con ella y cuando nos quisimos dar cuenta, estábamos fuera del restaurante, caminando el uno al lado del otro, sin dejar de hablar, sonreírnos, mirarnos o reír, en dirección a su casa. Nos sorprendió una tormenta, dejándonos a los dos empapados.

- Maldito tiempo de Londres.-dijo ella.
- ¿Y ese vocabulario, pequeña? –bromeé.
- ¿Tú has visto cómo estamos? No nos ha dado tiempo ni a correr a refugiarnos.-me encogí de hombros.
- Esto es así, ya lo sabes.-reímos.
- Creo que no es la primera vez que llegamos empapados.-dijo mientras seguíamos andado, a punto de llegar a su casa.
- Cierto.-reí recordando aquel día.- Desde aquel día te colaste en mi cabeza, no sé cómo, pero lo hiciste.-dije mientras metía la llave en la puerta, se giró y pude comprobar que sus mejillas habían cogido un leve tono rojizo, sonrió tímida. No dijo nada, solo me miró a los ojos mientras yo acariciaba levemente su mejilla, besé su frente y me di la vuelta para irme a mi casa. Una voz en mi cabeza me decía que corriera hacia ella y la besara, y otra decía que siguiera mi camino, que no estropeara lo que había conseguido estas últimas semanas. Me tenían hecho y un lío y no sabía que hacer, tenía que tomar una de las dos opciones rápidamente.

(Carol)

- Cierto. Desde aquel día te colaste en mi cabeza, no sé cómo, pero lo hiciste.-escuché a mis espaldas mientras abría la puerta de casa.

En seguida noté que el calor se había depositado en mis mejillas, no podía decir nada, no me salía ninguna palabra para poder contestarle a eso, solo me quedé mirándole, perdiéndome una vez más en sus ojos, acarició mi mejilla para darme después un beso en la frente. Un beso de despedida ya que a continuación se dio la vuelta para irse. Entré en casa pero antes de cerrar la puerta, le vi acercarse a mí con paso decidido. Paró un segundo frente a mí antes de poner su mano en mi cuello, haciendo que nuestros labios volvieran a juntarse después de tanto tiempo. Recordaba a la perfección ese sabor del que era dueña unos meses atrás. Un beso deseado por los dos, un beso desesperado que hacía que mi corazón latiera tanto que parecía que en cualquier momento iba a salirse de mi pecho. La falta de aire hizo que nos separáramos tan solo unos milímetros, dejando nuestras frentes juntas.

- Será mejor que me vaya.-dijo casi rozando nuevamente mis labios, respirando con dificultad.
- Quédate.-pedí en un susurro.

No necesité repetirlo. Volvió a besarme mientras con la mano que le quedaba libre cerraba la puerta. Caminamos por el pasillo hasta las escaleras sin dejar de besarnos, ahora que había vuelto a tener sus labios entre los míos no pensaba dejarlos escapar otra vez. Me deshice como pude de su chaqueta para ocuparme después de los botones de su camisa, dejándola tirada por los escalones mientras me llevaba en brazos hasta la habitación. Reí sobre sus labios al ver que tenía un pequeño problema con la cremallera de mi vestido, algo que solucionó rápido, para besarme otra vez. Un beso más desesperado todavía que los anteriores, lleno de amor y de deseo que nos hizo caer en la cama. Él, sobre mí, hizo desaparecer como por arte de magia mi ropa interior mientras yo me encargaba de sus pantalones. Aquella noche volví a ser completamente suya y él, totalmente mío.

(…)

Abrí los ojos y sonreí. ¿Había sido un sueño o había ocurrido realmente? Me incorporé y vi el vestido que había llevado la noche anterior a los pies de la cama, había pasado y sonreí más al recordarlo todo de nuevo. En mi mesilla había un papel con algo escrito, cogí la nota y la leí.

Buenos días pequeña. Me hubiera gustado estar aquí cuando despertaras y darte el primer beso del día pero el deber me llama, ya sabes que soy supermaaaaaaan.-Reí leyendo esto último.- Gracias por lo de anoche, fue maravilloso. Nos vemos esta noche en los premios. Te quiero.
P.D.: Creí que ya no lo tenías.

Me quedé pensando un momento a qué se refería con esto último cuando vi en la mesilla el colgante que me había regalado él, el que tenía una “L”. Desde el día que me lo dio nunca me lo había quitado, tan solo en ocasiones como las de anoche en las que sabía que él estaría y la ropa no lo taparía.

Salí de la cama para poner algo de música a todo volumen y me metí a la ducha, cantando casi a gritos.


- Parece que nos hemos levantado de buen humor.-dijo mi primo cuando salí de la ducha envuelta en una toalla.
- ¿Llegas ahora? –pregunté.- No he escuchado la puerta.
- No me extraña, tienes la música a tope.-rió.
- ¿Qué tal tu fiesta?
- Bien, muy bien. ¿Y tú qué? ¿Acabasteis como amigos o tenía yo razón? –no pude evitar sonrojarme mientras una sonrisa volvía a aparecer en mi cara.-
- Idiota.-dije riendo dándole en el brazo.-
- O sea que Lou y tú anoche…-dijo dejando la frase en el aire mientras hacia un movimiento con las cejas.
- Largo de aquí, voy a vestirme.-dije empujándolo sacándolo del baño.
- Ya, ya, cambia de tema.-dijo riendo y cerré la puerta, apoyando la espalda en ella y suspiré sin dejar de sonreír.

Estaba como en las nubes, flotando, como en otro mundo. Desde hacía muchos meses volvía a sentirme feliz y la culpa era de él.


~


¡Hola, hola! Aquí estoy de nuevo. Espero que no se os haya hecho muy larga la espera de este capítulo y espero que os haya gustado, sin ninguna duda es uno de mis favoritos. No tengo mucho más que deciros a parte de que sois las mejores lectoras que alguien pudiera tener y que muchas gracias por leer, por vuestros comentarios y por apoyarme siempre. Os quiero.


Sarai.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Capítulo 18.



(Carol)

Después de que Ash saliera corriendo de allí, el ambiente que quedó no era precisamente muy fiestero que digamos, Harry también se fue, acompañado de Louis casi inmediatamente después que ella y los demás terminamos saliendo de allí también. Me despedí de las tres parejas y fui hasta casa, llamé al timbre y en seguida mi primo abrió.

- ¿Qué tal? ¿Cómo ha ido esa misión? –dijo alegremente aunque cambió completamente su expresión al ver la mía.
- Ha sido horrible.-dije entrando en el salón y sentándome en el sofá.
- ¿Qué ha pasado exactamente? –preguntó de nuevo.
- Nos hemos repartido en parejas, dejando a dos solistas, Louis y Ashley y bueno a ella la tocó cantar “7 Things”.
- Vamos, que parecía hecho a posta.-asentí con la cabeza.
- Ella salió corriendo y el pobre Harry estaba fatal.
- Lo siento.-dijo y le miré.- yo os di la idea, ¿recuerdas? Y no ha sido muy buena que digamos.-reí levemente.
- La verdad es que no.-recordé otra vez a Louis cantando.
- Eh, Carol, ha pasado algo más, ¿verdad? Tú no estás así solo por Harry.
- ¿Habéis terminado el trabajo? –dije evadiendo el tema, colocando los pies sobre el sofá y abrazando las rodillas con mis brazos.
- Sí. Cuéntame qué más ha pasado.-Intento fallido. Resoplé y hundí mi cara en mis brazos.- Carol, enana, ¿qué pasa? –no pude evitar ponerme a llorar en aquel momento. Él solo me abrazó cosa que agradecí muchísimo, nos quedamos unos minutos así.- Voy a preparar algo de cenar y luego si quieres me lo cuentas, ¿de acuerdo? –me dijo después de besar mi frente.- y no llores, por favor.

Asentí con la cabeza y subí a mi habitación a cambiarme, bajé de nuevo para ayudarle a preparar la cena y cuando estuvo lista, llevamos los platos y algo de beber al salón, nos sentamos en el sofá y empezamos a cenar mientras veíamos la tele. Terminamos y hoy me tocaba fregar a mí, así que fui a la cocina a recoger todo para volver de nuevo al salón.

- Me voy a dormir Rober, no ha sido un buen día.-dije dándole un beso en la mejilla.
- Eh, eh, ¿dónde te crees que vas? –me agarró del brazo.- Aún no me has contado nada.
- Quizás mañana.-dije soltándome y subí las escaleras en dirección a mi habitación.

Me tumbé en la cama, cerré los ojos intentando quedarme dormida pero me fue imposible, una y otra vez aparecía él en mi cabeza, acompañado por la canción y no podía soportarlo. Estaba enamorada de él, más que antes si era posible y dolía demasiado saber que él había encontrado otra chica que ocupara mi lugar. Las lágrimas resbalaban de nuevo por mis mejillas pensando en todo aquello.

- Vas a contármelo quieras o no, no puedo verte así, enana.-dijo Rober a mi lado, acariciando mi pelo.- ¿Quién es el culpable? Venga, desahógate, te sentirás mejor.
- Yo.-dije incorporándome, quedando con la espalda apoyada en la pared.
- ¿Tú qué?-preguntó mirándome.
- Que la culpa es mía, por seguir enamorada como una idiota y no aceptar que él hizo lo que le dije aquel día en el aeropuerto: que fuera feliz.-dije sin más.
- Debí suponer que todo esto venía por Louis. ¿Ha pasado algo esta tarde?
- Ha sido superior a mí que cantara “When you look me in the eyes” sabiendo que iba por Els.-respondí.
- Espera, espera, creo que hay algo que tienes que saber.-dijo mirándome.
- ¿Qué? –pregunté quitándome una de las lágrimas que caían por mi mejilla.
- Ya no están juntos.-Me quedé callada unos segundos, asimilando lo que acababa de decir.
- No puede ser.-dije negando levemente con la cabeza.- ¿Cómo sabes tú eso? –pregunté mirándole.
- Me lo ha dicho Els esta tarde.-contestó.-
- Seguro que es una discusión sin importancia que arreglarán en unos días, ellos se quieren.-dije tapándome con la sábana hasta arriba.
- Piensa lo que quieras.-me dijo dándome después un beso en la frente.- Pero es lo que ella me ha dicho y no tiene pinta de que lo vayan a solucionar, así que, saca tus propias conclusiones, enana.-escuché cómo cerraba la puerta al salir de mi habitación. Después de un rato más pensando en lo que mi primo me había contado, conseguí quedarme dormida.

(Louis)

- Venga, Hazza, anímate.-dije abrazándole. No había dicho una palabra en toda la noche y odiaba verle así.
- No quiero.
- No seas infantil, así es como nunca la recuperarás.
- Es que nunca la voy a recuperar, ¿no la has visto hoy? Me odia. Y en realidad la entiendo porque nunca debí haberme liado con aquella tía, soy un capullo.
- Cállate y no vuelvas a decir esas cosas, ¿me has oído? Todos, escúchame bien, absolutamente todos cometemos errores. Alguna forma tiene que haber de que podáis hablar y solucionar esto.-dije.
- No quiero intentar nada más, Louis, me he cansado. Además olvidas un pequeño detalle, ya me ha sustituido por el rubio ese.
- ¿No me digas que piensas dejarla en manos de ese? Ya has oído a su hermana, va a lo que va.-
- No quiero hablar de ello, Louis, por favor.-dijo y después me miró.- ¿Y tú qué?
- ¿Yo qué?
- Que qué pasa con Eleanor, ¿lo arreglasteis? –preguntó.
- Lo hemos dejado.
- Carol, ¿no? –asentí con la cabeza.- Lo sabía. ¿Qué piensas hacer ahora?
- Pues supongo que intentar recuperarla, bueno, primero de todo averiguar si ella sigue queriéndome porque tú no sabrás nada, ¿no? –dije y él negó rápidamente con la cabeza, riendo.
- Me voy a la cama, Lou.-se levantó del sofá.
- Eres un gran amigo, eh.-ironicé y él rió caminando hacia su habitación.

A la mañana siguiente, tenía que ir a hacer la compra, cada vez que Nialler se pasaba por casa nos dejaba la nevera vacía y claro, era a mí al que le tocaba volver a llenarla. Me vestí y después de desayunar fui al centro comercial, compré todo lo que necesitaba y justo al salir del supermercado me choqué con alguien, ambos caímos al suelo.

- Podías mirar por dónde vas, ¿no? –dije algo enfadado aún mirando al suelo, bueno más bien a toda mi compra esparramada por ahí.
- Ya estamos en paz, la primera vez el que no miraba por donde iba fuiste tú.-dijo una voz que al instante reconocí.

Era ella. Levanté la vista para asegurarme de que tenía razón y ahí estaba, en el suelo también, mirándome con sus ojos verdes, sonriendo. Ambos nos echamos a reír y con su ayuda recogí todo lo que se había caído, volviéndolo a meter en las bolsas.

- Lo siento, Carol, no quería parecer borde.-dije cuando los dos estuvimos de pie de nuevo, ella rió.
- Bah, no importa, la otra vez la borde fui yo.-sonreí.
- ¿Te apetece tomar un café? –pregunté y por un momento dudé de si aceptaría. Desde su vuelta no habíamos hablado mucho, solo lo justo, era una situación un poco incómoda para los dos.
- Claro.-contestó sonriendo una vez más.

Entramos en una cafetería y nos sentamos. Pasamos toda la mañana allí, hablando, riendo, me recordaba a cuando la conocí, cuando estuvimos en aquella heladería o en el parque, sentía que quizás nosotros si que pudiéramos tener una segunda oportunidad, oportunidad que no iba a desaprovechar por nada del mundo.

(Carol)

Viernes. Después de clase, había quedado con Harry, así que después de dejar las cosas en casa, salí hacia la suya. Llamé al timbre y él me abrió.

- Un minuto y estaré listo.-dijo después de besar mi mejilla.
- Claro.-sonreí y entré cerrando la puerta detrás de mí. Llegué hasta el salón mientras vi a Harry subir las escaleras hacia su habitación, en el sofá estaba Louis.- Hola Lou.-le saludé besándolo en la mejilla.

La verdad es desde el día que nos volvimos a chocar, como aquella primera vez, las cosas entre nosotros habían cambiado. Volvíamos a hablar como antes, a reírnos por chorradas y habíamos estado saliendo por ahí varias veces.

- ¿Dónde vais? –preguntó.
- A que el señorito se compre algo para los premios de mañana.-dije.
- Este chico, siempre dejándolo todo para el último momento.-reímos los dos.
- Eh, vosotros, ¿ya estáis hablando mal de mí?-dijo Harry bajando, ya listo.
- Anda, vámonos.-dije.- Hasta luego, Lou.
- Carol.-me llamó y Harry y yo nos giramos.
- Te espero en el coche.-me dijo Harry, asentí con la cabeza.
- ¿Qué pasa?
- Esto…-dijo rascándose la nuca.- ¿Te apetecería venir a cenar esta noche conmigo? –dijo mirándome.
- Me encantaría.-dije sonriendo y él lo hizo también.
- Paso a recogerte a las nueve.
- Perfecto, luego nos vemos.-sonreí de nuevo y besé su mejilla. Después salí y estaba Harry ya en el coche esperándome, me subí y arrancó.
- ¿Qué os traéis vosotros dos? –preguntó en cuanto me senté.
- Nada.-dije y noté que me sonrojaba levemente.
- Ya claro, a mi no me engañas, salís por ahí casi todos los días y por dios, mira tus mejillas, Rubia.-dijo apartando un momento la vista del frente.
- Harry, mira para adelante, a ver si nos la vamos a pegar.-dije riendo.
- Desembucha.-dijo.
- Me ha invitado a cenar esta noche.-suspiré apoyando la cabeza en el asiento.
- ¿Y qué piensas hacer? ¿Vas a decirle ya de una vez que nunca has dejado de quererle?-negué con la cabeza.- Estás perdiendo el tiempo, Rubia, los dos lo hacéis.
- ¿El qué?
- El idiota, eso es lo que hacéis. Os está costando más volver que empezar a salir.-dijo riendo.
- Cállate, anda y vamos a ver si encontramos algo para ti.-dije cuando entramos en el parking. Aparcó y nos bajamos.
- También podríamos buscarte algo a ti, a ver si le impresionas y se decide de una vez.-dijo y le dí un golpe en el brazo.
- Calladito estás más guapo, Rizos.-ambos reímos y empezamos a entrar en las tiendas en busca del traje adecuado para la entrega de premios de mañana.

~

¡Hola, hola! Sé que querréis matarme porque llevo muchísimos días sin subir, y lo entiendo perfectamente, de verdad, pero no he podido subir antes porque estoy bastante ocupada con la universidad pero bueno, en cuanto encuentro un ratito me pongo como una loca a escribir para poder subir capítulo lo más pronto posible. Espero que este capítulo os haya gustado y como siempre, muchísimas gracias a todas por leer. Ah, dar la bienvenida también a las nuevas lectoras. Nada más, espero poder subir pronto. Os quiero.
Sarai.